Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

martes, 17 de mayo de 2011

Sobre la ciencia. Diez falsedades y una ironía. Parte II

Falsedad No 6.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son parte de una conspiración que pretende apoderarse del mundo (o ya lo hizo) a través de ocultarnos la realidad, etc, etc.!”
Contrargumento:
Me atrevo a pensar que gran parte de la culpa de esta idea, la tienen los productores de dibujos animados como Warner Brothers, Hanna-Barbera, Walt Disney y otros, por haber creado el estereotipo del “científico loco” que se quiere apoderar del mundo. Es plausible que existan grupos de poder que conspiran para hacerse con más poder sobre la humanidad, pero eso sería más probable que viniese del mundo político o de las grandes corporaciones, las cuales ciertamente tendrán científicos como empleados, pero nada más como eso, simples empleados; a lo mejor obligados a no divulgar los resultados y datos que podrían dañar los objetivos de la empresa. Los verdaderos científicos son gente común y corriente, usualmente no muy bien pagada, que trabajan bastante, que han desarrollado sus carreras con gran esfuerzo y han sacrificado mucho (especialmente la parte social), y viven dependiendo de que los políticos y administradores aprueben los presupuestos para los proyectos en los que trabajan. Nada de buajajá.

Falsedad No 7.
Frase típica: “La ciencia no ha podido presentar PRUEBAS de esto ni de aquello …”
Contrargumento: Empecemos por hacerle justicia a esa palabrita: PRUEBA. En sentido estricto el concepto de prueba es exclusivo de la Matemática pura. Tú puedes probar el Teorema de Pitágoras usando cualquiera de los 400 procedimientos que a lo largo de los siglos se han acumulado. O puedes probar el Teorema de Fermat utilizando el único y reciente modo considerado válido. Pero tú no puedes probar que la tierra gira en derredor del Sol. Lo que sí puedes hacer es presentar EVIDENCIAS contundentes y concluyentes de heliocentrismo. Esa es la palabra clave en ciencia: evidencia. Lo mismo aplica en los juicios penales, mucho se habla de presentar pruebas para determinar la culpabilidad o inocencia del implicado, pero a lo que en realidad se refieren es a EVIDENCIAS que vayan más allá de la duda racional.

Falsedad No 8.
Frase típica: “La ciencia no puede PROBAR que mi creencia es falsa”
Contrargumento: En primer lugar, la ciencia puede trabajar sólo sobre fenómenos naturales, ese es su dominio, no sobre clamores sobrenaturales intestables. En segundo lugar, es un principio argumental que “the burden of proof”, o la carga de presentar evidencias, recae sobre la parte que hace una afirmación específica, no sobre el resto del mundo el demostrar que se está equivocado. Si yo te digo que tengo escondido un dragón invisible en mi garaje, soy yo el obligado a presentar evidencias de mi afirmación, no recae sobre mis amigos escépticos el mostrarme que mi mascota no existe.

Falsedad No 9.
Frase típica: “Los científicos tienen años hablando de esa teoría, pero nunca llegan a nada… nunca descubren lo que quieren descubrir. Ya deberían desechar esa teoría y proponer otra”
Contrargumento: En realidad casi todos los días se realiza algún avance en algún campo de la ciencia. La mayoría de esos hitos no se cuelan hacia el público en general (en donde me incluyo). Es un fenómeno mediático. Los grandes medios noticieros, incluso aquellos especializados en ciencia, encuentran enormes problemas en publicar que el CERN logró por fin producir antiprotones a 5.3 MeV y “congelarlos” a unos pocos grados Kelvin. Con razón o sin ella asumen que el público no se sentirá atraído a ese tipo de noticias. Pero esa es una excelente noticia que alborota grandemente a una minoría de entendidos en la materia. Para que un descubrimiento o avance llegue a nosotros tiene que ser fácil de explicar y tener la potencialidad de un encabezado rimbombante.
En segundo lugar, la realidad no depende de qué tan rápidos o listos seamos en descubrirla. No vas a abandonar una teoría coherente y bien fundamentada sólo porque se te hace difícil avanzar en determinado punto; abandónala sólo si encuentras evidencias contundentes en contra, pero tu incompetencia o falta de fondos no son excusa. Hay que recordar que la ciencia es sólo una aproximación asintótica hacia la realidad.

Falsedad No 10.
Frase típica: “Entre la ciencia y mi fe, yo escojo esta última”
Contrargumento: Esta es una FALSA DICOTOMÍA inventada para utilizar populismo religioso en contra de cualquier posición opuesta. Así, dado que la mayoría de la gente es religiosa, llegar a convencer a esa gente que deben elegir entre su fe o X, puede ser altamente redituable. Esa X ya ha sido colgada al cuello de judíos, jacobinos, masones, comunistas, independentistas, iluministas, liberales, demócratas, la reforma de salud norteamericana, el control de armas, etc. Ahora le ha tocado a la ciencia. Pero ciencia y fe son campos cognitivamente ortogonales que juegan en canchas completamente distintas y la mayoría de seres humanos son capaces de compartimentalizar su mente entre razón y fe. Si bien es cierto, más del 90% de los científicos y menos del 15% de la población somos no-creyentes, también es cierto que eso no nos viene a través de la ciencia, que al fin de cuentas es sólo un método. Nos viene por algo conocido como ESCEPTICISMO. Y tanto esa posición escéptica como la inclinación por la ciencia vienen del amor a la verdad.

La Ironía
¿No es deliciosamente irónico que quienes más despotrican contra la ciencia lo hagan utilizando un micrófono, una computadora, un teléfono celular, una transmisión de radio o televisión? 
¿Qué creerán? 
¿Que dentro de esa caja misteriosa con teclas existen duendecillos o angelitos que corren hacia los lejanos monitores a pintar pixeles con el mensaje? 
¿Habrán oído de Michael Faraday, André Ampere, James Maxwell, Heinrich Herz, Charles Coulomb, Alessandro Volta, Nicolás Tesla, Joseph Henry y otros grandes? 
¿Pensarán acaso que todos ellos y sus colaboradores dieron base a la tecnología que hoy gozamos por corazonadas o revelaciones místicas? 
Hablan mal de la ciencia pero disfrutan de las comodidades y poder que la ciencia les ha regalado (tratamiento médico, vestimenta, transporte, comunicación, educación, servicios urbanos vitales, esparcimiento). Aceptan con gusto los preciosos productos de la ciencia pero rechazan sus métodos.

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